Los trastornos del espectro autista (TEA) son un conjunto de alteraciones que afectan al desarrollo infantil. Se presentan durante los primeros años de vida y se caracterizan porque los niños, en mayor o menor medida, no son capaces de relacionarse, comunicarse, jugar o comportarse como los demás niños de su edad. La forma en que se manifiesta este trastorno neurológico varía mucho de un niño a otro, tanto al tipo de alteraciones como en su gravedad.

Si tu hijo tiene los siguientes signos es necesario que lo valore un especialista.

  1. Problemas en la comunicación verbal y no-verbal

El niño con autismo tiene problemas para identificar objetos, no imita los gestos que hacen los demás y le costará hablar durante los dos primeros años

  1. Dificultades para relacionarse con las personas

No mostrará interés en relacionarse con otros niños y personas. Tiende a aislarse, en reuniones familiares se esconde para no ser observado. No suele mantener el contacto visual con las personas.

  1. Conducta estereotipada

El autista tiene establecido una rutina o rituales específicos que son anormales por su intensidad a su edad. Por ejemplo, siempre está con un mismo objeto tocándolo o mantiene meticulosamente el orden de los zapatos. Cuando los padres tratan de corregir estas conductas por lo general las personas autistas cambian su comportamiento y se tornan agresivos.

  1. Hiperactividad- pasividad y rechazo al contacto físico

Los autistas, por momentos, suelen tener una conducta hiperactiva se mueven de un lado para otro, posteriormente se quedan quietos y no les gusta ser molestados, no les gusta que los topen o que los quieran cargar.

  1. No es consciente de los posibles peligros

Muestran una falta de consciencia frente a peligros. Por ejemplo cruza la calle sin prestar atención.

  1. Sensibilidad extrema

Otra característica es la sensibilidad a los sonidos, al tacto, al olfato y al gusto. El ruido de una alarma puede perturbarlos y no pararan de llorar. Los olores a quemado y cierta comida tienden a irritarlos.

  1. Repertorio muy restringido de intereses, comportamientos y actividades

Las personas con autismo presentan intereses especiales, que no son frecuentes en otras personas de su edad (fascinación por partes de objetos, piezas giratorias, letras o logotipos) aunque lo más característico es que no comparten sus intereses con los demás. El juego tiende a ser repetitivo y poco imaginativo. También pueden aparecer movimientos corporales estereotipados aleteos, giros sobre uno mismo, balanceos etc.

Fuente: El Comercio