Trotar a ritmo lento es ideal para aquella gente que está fuera de forma, ya sea porque nunca se ha usado tenis de running o hace tiempo que no sale a correr.

Muchas personas se empeñan en correr a un ritmo más elevado del que deberían -es decir, por encima de sus posibilidades o limitaciones.

Sobre todo, si eres nuevo en esto del running o retomas la actividad después de un largo periodo de descanso, olvídate del cronómetro y del resto de corredores que te sobrepasan.

O si eres corredoras no les gusta hablar de su tiempo, que crees que correr lento podría ser vergonzoso, pero nada de eso es real, correr a ritmo más suave tiene beneficios que deberías aprovechar.

Reduces lesiones

El principal es que la probabilidad o riesgo de lesionarte se reduce drásticamente, mientras te pones en buena forma.  Al correr a ritmo lento reducirás enormemente el riesgo de padecer lesiones por estrés porque fortaleces tus músculos, tendones, ligamentos y huesos, y aún así, seguirás aumentando tu condición física porque nunca trabajas en exceso, es decir, lo entrenas para someterlo a las exigencias de las largas distancias.

Quemas calorías

Recuerda que una carrera al 50 ó 60% de tu Frecuencia Cardiaca Máxima también te ayuda a quemar calorías de forma eficaz.

Controla tu respiración

Correr a ritmo lento permite que pongas atención a tu respiración y que con ello, percibas de forma más precisa tu nivel de esfuerzo sin necesidad de hacer uso de un reloj. La mejor manera de saber si estás corriendo a un ritmo lo suficientemente lento es controlando tu respiración. Si jadeas o vas con la lengua fuera, señal de que algo estás haciendo mal.

Ayuda también a evitar el dolor de caballo y eres menos proclive a entrenar más rápido en los días que debes ir más despacio. Y por supuesto, también mejora tu técnica de carrera y tu sistema cardiovascular trabaja de forma más eficiente.

Evita la fatiga crónica 

Al correr a ritmo lento no hay dolor, te cansas menos porque no le estás exigiendo demasiado a tu organismo. Sin embargo, eso no quiere decir que tu cuerpo no trabaje, lo hace en la resistencia.

Evita cansancio mental

Correr a ritmo lento trabaja en la mente porque la obligas a sacar su creatividad para no aburrirse y por si fuera poco, puede funcionar como una meditación en movimiento. También se duerme mejor y se descansa con más intensidad.

Ganas resistencia con los años

Por otra parte, este tipo de entrenamiento reduce también la frecuencia cardiaca basal, es decir, la que se tiene en reposo y que es un indicativo de que el corazón está más fuerte y, por tanto se tiene una.

Correr más suave en los entrenamientos largos no solo desarrolla la resistencia sino que también incrementa la habilidad para la transportación del oxígeno a los músculos y con esto, mejorar tu rendimiento.

Correr a ritmo lento te permitirá correr muchos años porque has aprendido a escuchar a tu cuerpo.