El sol puede ser un tratamiento para mejorar los síntomas de diversas enfermedades.

 

-Ansiedad. Las crisis de ansiedad son más comunes en periodos laborales estresantes, exámenes y épocas como las fiestas navideñas y disminuyen cuando las horas de luz solar aumentan.

-Psoriasis. Es una enfermedad con origen inmunológico, afecta a 2% de la población.

-Acné. Esta enfermedad de la glándula sebácea mejora con el sol y con los años.

-Dermatitis atópica. Se trata de una entidad que se caracteriza por una inflamación de la capa cutánea más externa de determinadas zonas. Se debe mantener la piel humectada para prevenir reacciones alérgicas. El sol ayuda a que las manifestaciones sean menores.

-Liquen plano. Es una entidad de causa desconocida, caracterizada por lesiones planas, palpables, que suelen aparecer cerca de muñeca y tobillos, pero también puede darse en cavidad oral.

-Alopecia areata. Probablemente, en el caso de la alopecia areata, el motivo de la mejoría con el aumento de la exposición al sol se refiera, especialmente, a aquellas alopecias secundarias a estrés, un estado excesivo de nervios.

-Osteoporosis. En el metabolismo del calcio y el fósforo, y en general, en la salud de los huesos de nuestro cuerpo, la Vitamina D cumple una función primordial. Pero para su correcto funcionamiento, la vitamina D que consumimos, y la que produce el cuerpo, ha de estimularse (dar lugar a una Vitamina D activa, por así decirlo). Y en esta estimulación, los rayos solares cumplen una función primordial e insustituible. De ahí que los médicos insistan en que, para una buena salud de nuestro esqueleto, sea fundamental tomar el sol entre diez y quince minutos, al menos, cada día.