¿Los huevos son buenos para tu salud o no?

Un artículo en la revista JAMA causó revuelo al afirmar que hay una relación entre comer huevos y un mayor riesgo de enfermedad cardíaca y muerte prematura, aun que las Pautas Dietéticas para los Estadounidenses 2015-2020 recomiendan el alimento denso en nutrientes como fuente de proteínas.

El riesgo identificado en esta investigación se relacionó con consumir de tres a cuatro huevos adicionales por semana, o 300 miligramos de colesterol dietético por día. Comer huevos con moderación puede ser beneficioso para la salud del corazón, pero una investigación reciente indica que el consumo excesivo de huevos está asociado con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca.  Estudios previos mostraban una disminución en el riesgo de enfermedad cardíaca en quienes comieron hasta un huevo por día.

Según el Departamento de Agricultura de EE. UU., la yema de un huevo crudo grande contiene 184 miligramos de colesterol. La yema también es una fuente importante de colesterol, aun cuando los huevos proporcionan proteínas, minerales, vitaminas y otros nutrientes.

Los niveles altos de colesterol son un factor de riesgo para eventos cardiovasculares como un ataque cardíaco o un derrame cerebral, según el Instituto Nacional del Corazón, los Pulmones y la Sangre. Esta condición también depende de muchos factores, como la genética, los niveles de colesterol bueno y malo, el estilo de vida y la dieta.

Las investigaciones del huevo han cambiado a lo largo de los años y seguramente te han confundido si los huevos son buenos o malos para su salud.

5400 aC

Los primeros fósiles que se parecen a los pollos se remontan al 5400 aC en el sudeste asiático, según el Smithsonian. El pollo domesticado de hoy pueden depositar cientos de huevos durante todo el año. Con la domesticación, los pollos se introdujeron en el mercado mundial a través de rutas comerciales hace aproximadamente 3.000 años.

Principios de 1900

A principios de la década de 1920, condiciones como el clima extremo de algunas estaciones y el almacenamiento deficiente contribuyeron al deterioro de las condiciones de los pollos. Las familias usaron pollos y sus huevos como fuente de ingresos y para su propio uso. Cuando los animales se trasladaron al interior de la casa en la década de 1930, fueron protegidos contra factores ambientales (clima, animales más grandes, enfermedades) y su salud mejoró.

1950 y 1960

Los granjeros notaron que la producción de huevos estaba aumentando a medida que la más gallinas sobrevivían, la industria de los pollos se volvió más asequible, en comparación con su rol anterior como un alimento de lujo.

1968

Basándose en estudios animales y clínicos discutibles, las recomendaciones iniciales del grupo incluían no más de 300 miligramos de colesterol por día y no más de tres huevos por semana. Además, los estudios clínicos no tomaron en cuenta otras fuentes de colesterol de una dieta típica.

1970

El Congreso aprobó la Ley de Inspección de Productos de Huevos, que garantiza que los huevos sean seguros para los consumidores. Las gallinas se volvieron más productivas, los científicos de alimentos y los productores de huevos se dieron cuenta de la necesidad de esta nueva política.

1976

Las investigaciones han demostrado que hay más proteínas disponibles en los huevos cocidos (aproximadamente el 91%) que los huevos crudos (alrededor del 51%). Recordemos que Rocky, el famoso boxeador interpretado por Sylvester Stallone, bebió huevos crudos en la exitosa película. El consumo de huevos crudos también aumenta el riesgo de contraer la bacteria salmonela y desarrollar una deficiencia de biotina, una vitamina importante para la piel, el cabello y las uñas. Los huevos contienen avidina, una proteína que se destruye parcialmente cuando se cocina. En los huevos crudos, la avidina se enlaza y reduce más fácilmente la biotina.

1984

Se creó el Egg Nutrition Center con el objetivo de aclarar el escepticismo sobre el colesterol.

1995

Organizaciones como la Asociación Americana del Corazón, los Centros Nacionales para la Predicción Ambiental y la FDA establecieron una meta unificada para los estadounidenses: menos de 300 miligramos por día desde colesterol dietético. Para referencia, un huevo grande contiene 186 miligramos de colesterol dietético.

2002

La organización renunció a su restricción de comer cierta cantidad de huevos por semana, pero mantuvo la pauta de menos de 300 miligramos de colesterol en la dieta por día. En Australia, comenzaron a eliminar sus restricciones de las pautas dietéticas nacionales sobre los huevos.

2013

Un gran metaanálisis concluyó que el consumo de hasta un huevo por día no se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardíaca. No encontraron una asociación significativa entre el consumo de huevos y la enfermedad cardíaca, en una búsqueda bibliográfica de 1966 a 2012 observaron a los pacientes con cardiopatías coronarias y antecedentes de accidente cerebrovascular.

2016

Emma Morano, de Italia, obtuvo el título de la persona viva más longeva en su 117 cumpleaños; ella ya murió. Morano provenía de un linaje de mujeres longevas: una madre que llegó a 91 y hermanas que vivieron hasta más de un siglo. Si bien los genes probablemente eran un factor, Morano atribuyó parcialmente su longevidad a una vida de comer huevos crudos. Su médico dijo que tenía grandes niveles de colesterol.

2018

Un estudio de más de 400.000 adultos chinos encontró una asociación entre el consumo diario de huevo y una disminución del 18% en el riesgo de muerte relacionado con la enfermedad cardiovascular. Sin embargo, China tiene sus propias características dietéticas y estilo de vida, por lo que no se puede generalizar. La enfermedad cardíaca es una de las principales causas de muerte en China y en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud.

La evolución, la domesticación y la investigación de pollos y huevos llevaron a nuestras mesas. La investigación más reciente indica que el consumo excesivo de huevos se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular, pero sin hacer a un lado que los tipos de colesterol, la genética y los factores del estilo de vida también juegan un papel importante.

Fuente: cnnespanol.cnn.com