La sociedad moderna duerme alrededor de 34% de su vida; a los 60 años habremos pasado 20 durmiendo; es por esto que tener un buen lugar donde descansar es primordial para el buen desempeño de nuestro cuerpo y mente.
Dormir es una función vital de nuestro organismo porque el ser humano no puede vivir sin dormir, además que el sueño nos ayuda a restaurar nuestras energías así como a regular aspectos fisiológicos como los biorritmos y garantizar el equilibrio entre las exigencias biológicas internas y el medio exterior.
Sin embargo, las exigencias de la vida actuales a veces nos sobrepasan y se convierte en una tarea casi imposible lograr un buen descanso; sobre todo si nuestro santuario de sueño no cumple con los requerimientos adaptados a nuestra forma de vida.
Aquí recae la importancia de contar con un buen colchón, ya que es la base de nuestro descanso y, aunque realmente no existe “el colchón perfecto”, es imprescindible saber que cada persona con su cuerpo y estilo de vida puede encontrar SU colchón perfecto.
Seguramente usted ha pasado noches enteras dando vueltas en su cama sin poder pegar pestaña, ya sea porque el colchón es muy viejo, o muy pequeño, o muy grande, o muy cálido, o muy blando o muy duro, es por esto que en la actualidad existen decenas de colchones que se adaptan a prácticamente cualquier persona.
Contar con nuestro “colchón perfecto” no es sólo una inversión económica, sino que también resulta una inversión a nuestra salud ya que nuestro colchón nos debe brindar el soporte justo para descansar los músculos de la espalda. Nuestro colchón debe adaptarse a nuestra espalda para mantenerla recta durante el descanso, aumentando el descanso y confort durante nuestro sueño.
Entre los colchones más comunes están los llamados “de muelles” o de resortes, que resultan ser bastante ecológicos, además de contar con buenos sistemas de transpiración –que nos mantienen frescos durante la noche– y son más firmes.
También hay colchones de látex que tienen la ventaja de adaptarse al cuerpo de manera más uniforme y los hay sintéticos, de mezcla (que tienen entre 20 y 50% de látex, combinado con espumas y son menos propensos a desarrollar humedad) y los naturales que tienen 85% o más de látex.
Otro tipo de colchón es el de espuma –normalmente poliuretano– que tienen la ventaja de poder ser cortados “a medida” y sus precios suelen ser bajos, sin embargo no son capaces de regular la temperatura y su firmeza se pierde más rápido.
Cabe destacar que, aunque tenemos que asegurarnos que nuestro colchón ofrece el suficiente soporte y confort para mantener nuestra espalda recta, diversos estudios afirman que la “mejor forma de dormir” es de costado, sin embargo, estos estudios concluyen que la mayoría de las personas duermen “boca arriba” en algún momento e la noche.
Es importante conocer otros factores que nos afectan en nuestro descanso.
- 35% de la población sufre de insomnio crónico alguna vez en su vida.
- La nicotina reduce la capacidad de conciliar el sueño.
- Alimentos como la leche contienen aminoácidos –Tritofan– que inducen el sueño.
- Dormir en un colchón muy duro o muy suave provocan que nuestros músculos se mantengan en un permanente estado de movimiento reduciendo nuestro descanso.
- Cargar el bolso o usar la cartera de un solo lado puede provocar deformaciones en la alineación de la columna vertebral.
- Sólo 24 vértebras soportan 90% del peso que se aplica a la espina dorsal.
Fuentes:
dormirbien.info
hacemosvidasana.com
dormity-com-noticias.es
icolchones.com