Dr. Carlos R. Martínez Sánchez
Presidente de la Sociedad Mexicana de Cardiología
Las enfermedades cardiovasculares (ECV) matan a más personas que otras causas combinadas, ocasionan pérdidas humanas e imponen enormes costos en los sistemas de salud. Asimismo, reducen la productividad global ya que pueden causar la muerte o discapacidad en personas de edad productiva.
La rápida urbanización, la globalización, los patrones de empleo, las tendencias económicas y sociales, los cambios en la producción y transporte de alimentos, los avances tecnológicos y la penetración de los medios masivos de comunicación, han colaborado para crear un ambiente que restringe las opciones y modela los comportamientos que influyen en la salud, determinando la calidad de la dieta y el nivel de actividad física, modificando así la manera de vivir y comer en la mayor parte del mundo.
Más personas están empleadas en el trabajo sedentario, y se utiliza más el transporte motorizado en lugar de caminar o andar en bicicleta. De la misma manera, las dietas tradicionales han sido sustituidas por los alimentos procesados de comida rápida.
En numerosos países, la grasa y el azúcar se han convertido en la forma más común de obtener calorías, ya que son más baratas que productos básicos como cereales, frijoles, lentejas o frutas y verduras. Estos factores fomentan una ingesta mayor de calorías y una disminución en el consumo de energía a través de la actividad física.
Todos estos constituyen factores de riesgo dietéticos para padecer la enfermedad arterial coronaria y el accidente vascular cerebral, condiciones comúnmente asociadas con la aterosclerosis; proceso que se desarrolla gradualmente y que en numerosos casos desencadena la muerte súbita. Un gran porcentaje de las ECV pueden prevenirse mediante la reducción de los cuatro principales factores de riesgo: el consumo de tabaco, la inactividad física, el consumo nocivo de alcohol y una dieta poco saludable.
¿Qué se puede hacer?
La alimentación saludable y el ejercicio pueden prevenir la obesidad y el sobrepeso. Los gobiernos, los socios internacionales, la sociedad civil, las organizaciones no gubernamentales, el sector privado y las comunidades tienen un papel vital por desempeñar en el cambio de las políticas y prácticas que modifiquen el comportamiento individual respecto a la dieta y a la actividad física.
Bajo el lema “Un mundo, un hogar, un corazón”, los miembros de la Federación Mundial del Corazón celebran en más de 100 países, el decimoprimer aniversario del Día Mundial del Corazón.
Concentrando los esfuerzos en el hogar, y con la adaptación de algunas conductas en dicho ámbito, las personas de todo el mundo pueden vivir una vida más larga y mejor. La Sociedad Mexicana de Cardiología, representante de la Federación en México, participa en esta celebración alentando a los padres a hacerse cargo de la salud del corazón de su familia y a convertirse en los defensores de su hogar, influyendo en los hábitos para mantener la salud cardiaca. Las familias que comen alimentos nutritivos, viven en ambientes libres de tabaco y hacen ejercicio regularmente, están en el camino ideal para reducir el riesgo de enfermedad coronaria y de accidente vascular cerebral.
“Gracias al Dr. Pedro García Velázquez por su colaboración dentro del marco del Día Mundial del Corazón”.