Muchas veces la gente no se quiere vacunar por los efectos secundarios que puede llegar a tener, pero éstos son mínimos comparados con la enfermedad en sí. Si conocemos estos efectos, podemos tener una mejor idea de porqué surgen y cómo desaparecen.

En su mayoría, los efectos secundarios o adversos que aparecen al ponerse una vacuna son mínimo y van a desaparecer en breve. Se limitan a ser un dolor pasajero o una hinchazón en el lugar donde se puso la inyección.

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¿Porqué aparecen?

Los efectos secundarios pueden ser causados por distintas razones, la más simple es la vacuna en sí, pero también se puede tratar de los conservantes que se agregan para mantenerla estable, los antibióticos presentes para evitar la contaminación o alguna otra sustancia presente en la vacuna.

Hay que entender que aunque hay efectos secundarios, los más graves como las reacciones anafilácticas o encefalopatía, son muy poco frecuentes. De hecho, sólo los presentan un caso de un millón, pero también son menos frecuentes que la enfermedad en sí sin la vacuna.

¿Cuáles son los efectos más habituales?

  • Dolor, enrojecimiento o hinchazón en el área de inyección. Esta reacción es bastante frecuente y pasajera, se puede tratar con compresas frías. Aunque va a desaparecer a los pocos días de la aplicación, si se tiene dolor se puede consultar con el médico para que recete un analgésico.
  • Aparición de bulto en el área de inyección. Esta reacción es más frecuente en las vacunas contra Tos ferina. Sólo duele cuando la apretamos y desaparece sola entre una y dos semanas después.
  • Fiebre. Cualquier vacuna puede producir este efecto, pero es más común con la vacuna triple vírica y la DTPe. En el primer caso, la fiebre aparece de 4 a 15 días después. Lo mejor es consultar al doctor si continúa por más de 24 horas y administrar un antitérmico.

Aunque las vacunas pueden tener un efecto secundario negativo, el efecto principal es positivo, por eso es importante aplicarlas siempre que sea necesario.

Fuente: vacunasaep.org