De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el asma es una enfermedad que actualmente afecta a cerca de 235 millones de personas alrededor del mundo, siendo más común entre los más pequeños. Esta enfermedad crónica consiste principalmente en ataques de falta de aire. La frecuencia e intensidad de éstos varían dependiendo de la persona.
Un ataque de asma es provocado por la inflamación del revestimiento de los bronquios, provocando que las vías respiratorias se hinchen, lo cual hace que se complique la respiración y se tenga una sensación de opresión en el pecho acompañada de tos.
Las principales causas de un ataque de asma son:
- El aire frío
- Emociones intensas como enojo, miedo o estrés
- Actividad física
- La contaminación
- Humo del tabaco
- Polvo
- Ácaros
- Caspa animal
- Moho
- Polen
Generalmente, las persona que tienen asma presentan ataques asintomáticos, a otros se les dificulta respirar y les falta el aliento. Otros síntomas comunes son:
- Tos
- Flema
- Tiraje de la piel entre las costillas al respirar
- Sibilancias
- Labios y cara azulados
- Somnolencia intensa
- Confusión
- Nivel de lucidez bajo
- Pulso rápido
- Ansiedad
- Sudoración
- Opresión en el pecho
- Dolor torácico
Hay veces que los síntomas se presentan varias veces por semana o incluso al día y es posible que en algunos casos, éstos se intensifiquen por la noche o al realizar algún tipo de actividad física. Es fundamental identificar estos síntomas y qué es lo que los desencadena para evitar los ataques de asma, la disnea y la muerte. En caso de que se produzca un ataque, es importante tratarlo correctamente con corticorteroides inhalados y el medicamento apropiado.
A pesar de que el asma no se cura, es posible controlarla por medio de un tratamiento adecuado. Es posible lograrlo si el paciente obtiene la información y educación que necesita para tratar su enfermedad y cuidarse.
Fuente: OMS y Medline Plus