Dr. Agustín Lara Esqueda, Director del Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades

Obesidad…

Es una enfermedad que se caracteriza por la pérdida del equilibrio entre la distribución del peso y la talla, es decir, la obesidad es una enfermedad caracterizada por un exceso de grasa en el cuerpo. Esto se debe a un desequilibrio energético: consumimos más energía (alimentos con gran aporte de calorías) de la que gastamos a través de la actividad física, se ahorra más energía de la que se está gastando.

Durante mucho tiempo se creyó que el problema era sólo de estética; pero hoy sabemos que la obesidad le quita a las mujeres 6 años de vida y a los hombres 7.

Existe una transición nutricional, la cual hace que los países pobres como México sufran una occidentalización de la dieta (mayor acceso y disponibilidad de alimentos industrializados con alta densidad energética). Los cambios sociales y económicos ocurridos en nuestro país han implicado modificaciones en los patrones de actividad física ocupacional, de tal forma que, anteriormente, la mayoría de los trabajos requerían un esfuerzo físico considerable; sin embargo, con la industrialización y urbanización y, posteriormente, con la terciarización de las economías se incrementaron los empleos que requieren menor gasto de energía, o bien, que son sedentarios.

¿Cómo sé si soy obeso?

Actualmente, existe el Índice de Masa Corporal que nos permite saber quién tiene obesidad y el cual implica qué estatura tiene la persona y cómo está la distribución de su peso a lo largo de la misma: cuando tenemos entre 18 y 25 de Índice de Masa Corporal, hablamos de que estamos en un peso normal, sin embargo, si tenemos menos de 18 estamos ante un problema de desnutrición importante, y cuando hablamos de que tenemos entre 25 y 29, tenemos sobrepeso; cuando el Índice está entre 30 y más, lo que decimos es que tenemos obesidad, pero hay una caracterización que se llama obesidad mórbida y es cuando la gente tiene un índice de masa corporal de más de 35.

Pero ¿qué es lo que causa la obesidad?

El proceso de industrialización y urbanización ha limitado la realización de actividad física en nuestro país, sobre todo de actividades al aire libre debido a aspectos concretos, como la mayor disponibilidad de vehículos motorizados y de elementos sofisticados que facilitan el trabajo en todos los ámbitos de la actividad, la falta de espacios físicos o el estado deplorable en el que se encuentra la mayoría, el tránsito y la contaminación ambiental, las grandes distancias por recorrer, el tiempo que se invierte en desplazarse de un lado a otro y el cambio en los patrones de recreación (particularmente en niños y adolescentes) caracterizado por un incremento en el tiempo dedicado a actividades físicas pasivas, tales como cultivar contactos sociales, ir al cine, ver televisión o permanecer en la computadora y ante juegos de video por largos períodos, derivado fundamentalmente del ambiente de agresividad e inseguridad que se vive en los cordones periféricos urbanos y en los pocos espacios abiertos disponibles.

Además, cambiamos sustancialmente nuestra dieta, es decir, al crecer la población, lo que se hizo fue llevar los alimentos a todos, pero esto implicó la modificación en la forma de conservarlos, por ende, menos leche, menos carne, más carbohidratos, más bebidas azucaradas. Se rompió también un patrón: la conducta alimentaria, la cual tiene que ver con el manejo de emociones; hoy, uno de los problemas principales de la gente que tiene sobrepeso es que no sabe si come porque tiene hambre o si come porque necesita hacerlo; otra parte tiene que ver con que veníamos de un gran problema de desnutrición infantil y nuestras mamás cometieron un error: obligaban a comer, y hoy se sabe que cuando se obliga a comer a los niños se rompe la relación saciedad; sabemos lo difícil que fue la transición de los años 20, donde no había alimentos y era un punto en el que se obligaba a comer; pero hoy, eso ya no pasa, salvo en pequeñas poblaciones o en áreas de pobreza extrema donde es así.

Algunas alternativas

La Organización Mundial de la Salud recomendó a todos los países del mundo que las autoridades sanitarias, conjuntamente con la industria alimentaria, tenían que establecer reglas para ofertar mejores alimentos, con mejor contenido nutrimental. En México, conjuntamente con la COFEPRIS, se están firmando convenios con la industria alimentaria para eliminar las grasas Trans, que se modifican para que duren más tiempo en los anaqueles, pero también tardan más en eliminarse del cuerpo. El segundo punto que estamos conviniendo tiene que ver con regular el sodio y los azúcares en exceso dentro de los productos.

De cada 10 mexicanos mayores de 20 años, 3 tienen obesidad.

Buscando un mejor futuro

La obesidad puede ser la epidemia que nos quite años de vida. La tendencia de la década de los 50 hasta ahora ha sido que cada año ganamos más tiempo de vida, por lo que hay que tener intervenciones muy claras y estamos trabajando en varias: primero, es muy significante hacer convenios con la industria alimentaria, pues implicará que podamos tener un ahorro de exposición en consumo de azúcares entre un 5 y un 10%, es decir, la gente comiendo lo mismo va a quitar un 5 o 10% de su alimentación. El segundo punto que estamos trabajando tiene que ver con el desarrollo de un nuevo modelo que se llama Prevención Clínica; las UNEMES son clínicas que se están construyendo y brindan apoyo de medicamentos, nutrición, psicología y todo queda guardado en un expediente médico, además, implican varias cosas que las hacen diferentes: primero, la UNEME tiene una cocina para enseñar a comer; la segunda es que hay un espacio para caminar. Es una unidad donde solamente se atienden a pacientes con sobrepeso, a diabéticos, a hipertensos, a pacientes con el colesterol alto, etc.

Recomendaciones específicas para evitar la obesidad:

  • Seguimiento de una alimentación correcta: variada, equilibrada, suficiente, no dañina, adecuada, completa.
  • Realización de actividad física regular de acuerdo a la condición de cada persona.
  • Moderación en el consumo de alcohol y tabaco.
  • Comer verduras y frutas, en lo posible crudas y con cáscara. Preferir las de temporada, que son más baratas y de mejor calidad.
  • Suficientes cereales (tortilla, pan integral, pastas, galletas, arroz o avena) combinados con leguminosas (frijoles, lentejas, habas o garbanzos).
  • Pocos alimentos de origen animal, preferir el pescado o el pollo sin piel a las carnes de cerdo, borrego, cabrito, res.
  • Consumir lo menos posible grasas, aceites, azúcar y sal.
  • Preferir los aceites y las fuentes de grasa vegetal (como aguacate, nueces, almendras, etc.) a la manteca, mantequilla y margarina.
  • Cocinar con poca sal, endulzar con poca azúcar, no poner sal en la mesa y moderar el consumo de productos que contengan sal en exceso.
  • Beber agua natural de acuerdo a las necesidades de cada persona, en general se recomienda el consumo de 6 a 8 vasos de agua al día.

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