• La Secretaría de Salud define a la pediculosis como la “infestación de la cabeza, las partes vellosas del cuerpo y la ropa (especialmente a lo largo de las costuras interiores), por piojos adultos, larvas y liendres (huevos), que causan prurito intenso y excoriación del cuero cabelludo y del cuerpo por el rascado”.
• Según esta misma entidad sanitaria, los piojos son artrópodos (insectos invertebrados que poseen un exoesqueleto) del orden Anoplura; clase Insecta y del género Pediculus, que se alimentan con sangre del hombre y animales domésticos.
• Existen más de tres mil clases de piojos, pero sólo tres de ellos atacan al ser humano: Pediculus capitis; habita en cabeza, P. corporis; afecta el cuerpo pero habita principalmente en la ropa, y Pthirus pubis; que, como su nombre lo dice, afecta la región del pubis, pero se puede extender a todo el cuerpo.
• Los piojos pasan por diversas etapas antes de llegar a su pleno desarrollo, éstas son: liendre ninfa y adulto.
• En algunas ocasiones, los piojos pueden observarse a simple vista.
• Podemos sospechar de la presencia de piojos cuando el niño se rasca constantemente la cabeza y cuando aparecen lesiones rojizas en el cuero cabelludo o en el cuello.
• Es de suma importancia avisar a las autoridades escolares sobre la presencia de piojos, ya que se propagan de manera rápida.
• Los piojos no saltan ni vuelan (no tienen alas), pero tienen unas pinzas que les permiten engancharse al pelo.
• La forma más frecuente de adquirir piojos es el contacto de cabeza a cabeza pero también pueden adquirirse cuando se comparten objetos personales como ropa, peines o gorras.
• Si se confirma la presencia de piojos, es importante acudir con el médico, quien le recetará el tratamiento más adecuado contra este tipo de insectos.
• Es recomendable lavar la ropa del menor e higienizar los juguetes y áreas en donde pueda haber piojos.