En el proceso formativo de cada médico queda impreso que la prevención de las complicaciones en las enfermedades es la mejor oportunidad de actuar. Así, al identificar un conjunto de elementos que predisponen a una enfermedad, estaremos realizando una prevención primaria, el ideal de una práctica médica; no así cuando ya existe el padecimiento. Será nuestra función lograr el mejor control de la misma para disminuir sus complicaciones, lo que significa que estaremos implementando la prevención secundaria; pero, si el padecimiento ya está manifiesto, éste nos ocasiona una limitación o pérdida de la función que impacte el desempeño como individuo, ahí ya nos encontraríamos en el campo de la discapacidad, y por ello en un nivel de prevención terciaria, la que tendrá como fin en su mejor modalidad, el reintegrarlo funcionalmente en lo posible y mejorar su calidad de vida.
La Agencia Internacional de Prevención de la Ceguera (I.A.P.B. por sus siglas en inglés), en su VI Asamblea Global definió “El Derecho Universal a la Visión”, apoyado por la Organización Mundial de la Salud, busca concientizar a TODOS para defender y procurar este DERECHO con Excelencia y Equidad, lo que es reiterado en la Celebración del Día Mundial de la Visión como el ideal para lograr una cobertura universal de la salud. Para muchos países en desarrollo, como el caso de América Latina, estamos en proceso de crear conciencia y de lograrlo con el trabajo conjunto de todos los actores involucrados.
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Magnitud y causas de la discapacidad visual
Utilizando metodologías más estandarizadas, por ejemplo el RAAB (Evaluación Rápida de la Ceguera Evitable, por sus siglas en inglés), la OMS calcula que la magnitud mundial de la discapacidad visual en 2010 era de 285 millones de personas, de las cuales, 39 millones tienen ceguera (Pascolini y Mariotti, 2012).
De acuerdo con dichas estimaciones de la OMS las principales causas de ceguera a nivel global son: catarata (51%); glaucoma (8%); degeneración macular relacionada con la edad (5%); ceguera infantil por diversas causas (4%); opacidades corneales (4%); defectos refractivos no corregidos (3%); tracoma (3%); retinopatía diabética (1%); y otras causas (21%).
Relacionado a discapacidad visual las causas son: defectos refractivos no corregidos (42%); catarata (33%); glaucoma (2%); degeneración macular relacionada con la edad (1%); tracoma (1%); opacidades corneales (1%); retinopatía diabética (1%); ceguera infantil (1%); otras causas (18%).
Existen cifras definidas para entender los grados de discapacidad visual cuando a un paciente se le solicita la cartilla habitual para identificar su capacidad de reconocer letras o símbolos a 6 metros de distancia, el no alcanzar al menos la mitad de las 10 líneas habituales en una cartilla, justifica hablar de discapacidad. La gran mayoría de estos casos puede ser corregida con lentes aéreos o de contacto, revirtiendo fácilmente esta condición que, como ya quedó referido en el párrafo anterior, conforma una mayoría que fácilmente puede ser corregida.
Conviene aclarar que al nacer nuestros ojos están en proceso de crecimiento y aprendizaje. Está bien definido que esto sucede durante los primeros 6 años de vida, lo que habitualmente se logra; por ello la importancia de detectar deficiencias antes de entrar a la escuela y se valore si no esta presente alguna limitación visual, justificando así que sea valorado por el especialista de los ojos.
En el caso de no mejorar con la mejor corrección de lentes habituales, habrá que descartar también patologías que obstruyeran el libre paso de las imágenes como opacidades de los lentes existentes en el ojo (la córnea y el cristalino), y para ello será indispensable la valoración temprana por parte del oftalmólogo quién, al definir una patología susceptible de ser corregida, actuará tempranamente. De haberse descartado una opacidad de los medios, el paciente será valorado por personal calificado en Baja Visión y así iniciar un proceso de atención integral, lo más temprano posible, que permita habilitarlo para lograr un desempeño digno.
Dependiendo del diagnóstico de la Baja Visión, que va de moderada, severa y profunda, se puede ofrecer al paciente opciones de ayuda, las que van de lo más accesible a procesos más elaborados, por ejemplo:
En casos moderados: contar con la mejor corrección óptica en manos de un profesional es la primera opción, pero, si a pesar de ello, no se logra mejoría suficiente en el mejor ojo, habrá que considerar que el paciente ya tiene discapacidad por un impedimento visual y que con atención adecuada puede mejorar.
Si bien todos durante un padecimiento ocular en el proceso de atención por especialista podamos necesitar de algunas ayudas, como usar filtros para protegernos de diferentes longitudes del espectro luminoso o magnificación de imágenes, el verdadero proceso de una rehabilitación integral sólo deberá iniciarse cuando el médico especialista tratante manifieste que no hay más oportunidad de rescatar o lograr más visión.
No debemos olvidar que está probado que una persona con discapacidad ya siendo adulto y sin entrenamiento podrá sobrevivir un promedio de 10 años. La principal causa son los accidentes por fracturas óseas en caídas al deambular, y con ello se agrava su primer enemigo “la no movilidad por falta de entrenamiento”. Por otro lado, está probado el caso de los niños con discapacidad, donde su sobrevida en promedio es de 50 años y por ello el impacto en la calidad de vida, improductividad y gastos adicionales a la familia es exorbitante.
Con lo anterior queremos resaltar el beneficio de ofrecer esta alternativa, la que idealmente debe venir como recomendación de un profesional comprometido con la salud visual, pero si no sucede así, la iniciativa debe venir del familiar, amigo o vecino que sepa de esta condición en una persona con discapacidad visual no informada.
Si bien es cierto que para la necesidad de la población con discapacidad visual aún no tenemos suficientes centros, así que sugerimos que consulten la página web de la Sociedad Mexicana de Oftalmología, donde podrán encontrar el Centro Mexicano de Baja Visión integrado por profesionales con amplia experiencia, la mayoría ofreciendo atención en medios hospitalarios con Servicio de Oftalmología o en el medio privado, y también Centros Multidisciplinarios subvencionados por fundaciones como el Hospital de la Luz, “CADIVI”.
Consulte con un profesional capacitado en baja visión y HAZ que la VISIÓN CUENTE para nuestros pacientes con discapacidad visual.
Por Dr. Francisco G. Martínez Castro
Director Agencia Internacional Prevención de Ceguera
I.A.P.B. Región América latina